¿Hay algo único en la fe de un Ministro de la Sagrada Comunión, algo que haga que su fe sea diferente de la fe de otros católicos? La respuesta es no. ¡Y si! Tu fe es la misma fe compartida por toda la iglesia. El hecho de que uno sea Ministro de la Sagrada Comunión no cambia eso. Al mismo tiempo, la fe de cada persona es única ya que cada uno se relaciona con Dios de una manera única e individual. Es su persona única y su fe individual lo que usted aporta a su papel como Ministro de la Sagrada Comunión. Es de vital importancia para usted, como persona, ser fiel a quien Dios lo ha llamado a ser y estar en contacto con su propia fe. Y, como Ministro Extraordinario, también es de vital importancia que estés en contacto con la presencia única de Cristo Resucitado en tu vida, así como en la vida de los demás.

Si un Ministro de la Sagrada Comunión tiene un don especial que traer al mundo, tal vez sea esa conciencia de la presencia de Cristo. Es el don de llevar la presencia de Cristo a cada uno que encontramos y de ver a Cristo presente en cada persona. Es obvio que llevamos la presencia de Cristo a quienes se acercan a recibir la Comunión. En ese momento, al distribuir el Cuerpo y la Sangre de Cristo (que es la persona completa de Cristo), a aquellos en nuestra comunidad de fe, realmente les estamos llevando la presencia de Cristo. Pero es vuestro llamado y deber, como cristiano, y especialmente como Ministro Extraordinario, ser consciente de la presencia de Cristo y hacer a Cristo presente en cada momento de vuestra vida.

En la carta a los Colosenses leemos: “Todo lo que hagáis, de palabra o de obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias al Padre por él” (3:17). Son palabras importantes para un Ministro de la Sagrada Comunión, cuya espiritualidad se basa en la eucaristía, en la acción de gracias. Estamos llamados a dar gracias en todas las circunstancias, ¡porque nuestra fe es avivada por el viento de la gracias! La fe depende de ser una persona agradecida y eucarística. Una fe eucarística -una fe agradecida- busca la bendición que se encuentra en cada momento y circunstancia de la vida, y así encuentra a Cristo presente allí. De esta manera traes la presencia de Cristo al mundo.

Tu conciencia de la presencia de Cristo se nutre cuando reflexionas sobre tu fe, cuando haces preguntas, aprendes, estudias, discutes y creces en tu fe. Lo alentamos a buscar oportunidades para crecer en la fe para que pueda continuar creciendo en esa espiritualidad de la “Presencia de Cristo”.

Ser Ministro Extraordinario es una lección de humildad y de belleza. Aquí está la oportunidad de servir al hambre profunda de las personas por encontrar la presencia de Cristo. Este es nuestro ministerio y nuestro privilegio. La presencia de Cristo resucitado que traéis, tanto en el sacramento como en vosotros mismos, es una presencia caracterizada por un amor profundamente espiritual y realista, un amor que busca el bien de los demás, un amor que nunca termina.